SEMANA SANTA DE PUERTO REAL

La suspensión del Resucitado cierra la peor Semana Santa de los últimos años en Puerto Real

Cristo de la Victoria en el interior de San Sebastián

Cristo de la Victoria en el interior de San Sebastián / C.P. (Puerto Real)

Hasta tres intentos de poner la cruz de guía en la calle tuvo este Domingo de Resurrección la Hermandad del Stmo. Cristo de la Victoria en su Sagrada Resurrección, pero ninguno fue posible. La Semana Santa de Puerto Real, la peor de los últimos años (con permiso de la pandemia) se cerró con agua, tal y como comenzó el Domingo de Ramos con la suspensión de la salida de la Hermandad de la Borriquita.

En San Sebastián había muchas ganas de sacar a la calle al Cristo de la Victoria, pero el tiempo no dio tregua. Ya en la noche del sábado la Junta de Gobierno de la Hermandad, con sede canónica en la Prioral de san Sebastián, se reunía de urgencia para tomar una decisión. Se optó por aplazar la salida procesional que tenían prevista para las diez de la mañana, y trasladarla al horario de tarde. Los hermanos confiaban en una mejora del tiempo durante la tarde del Domingo de Resurrección, pero la meteorología no cambió.

Cristo de la Victoria de Puerto Real Cristo de la Victoria de Puerto Real

Cristo de la Victoria de Puerto Real / C.P. (Puerto Real)

A las 16:00 horas, cuando estaba anunciada la procesión, el Hermano Mayor de la Resurrección se dirigió a quienes iban a formar parte del cortejo para anunciar un nuevo plan. “Vamos a retrasar una hora la salida. A las cinco esperamos poner en la calle al Cristo de la Victoria, aunque lo haremos acortando un poco el recorrido”, dijo José María Zaldívar.

Poco después, ya con la presencia del párroco de la Prioral, el Padre Jesús José García Cornejo, volvieron al altar para realizar estación de penitencia en San Sebastián, y anunciar a los hermanos que sí saldrían a la calle, que lo harían a las cinco de la tarde, lo que provocó un aplauso de quienes formaban el cortejo.

En cuestión de minutos, la cruz de guía se colocó tras la puerta del atrio de la Iglesia Mayor, se reunieron a los monaguillos y los hermanos penitentes iban formando las secciones mientras el cuerpo de acólitos encendía el incienso. Los costaleros también terminaban de ajustarse el costal y de enfajarse, sin dejar de mirar al cielo.

Sin embargo, las puertas de la Prioral se abrían una y otra vez solo para que la Junta de Gobierno y el cuerpo de capataces sacasen las manos para comprobar que seguía lloviendo y ver como las pocas personas que habían acudido a ver la salida aguardaban el momento con incertidumbre, bajo los paraguas.

Eran ya más de la cinco y cuarto cuando todas las ganas e ilusiones de los cofrades se topaban con la realidad. La lluvia, aunque escasa, no cesaba, y optaron por suspender la salida procesional del Domingo de Resurrección, dando por finalizada la peor Semana Santa de los últimos años.

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