Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Perpetuo

Hay cosas en Cádiz que no cambian, como Pelayo, que va a seguir en su establecimiento hasta enterrarnos a todos

Me contaba mi tía Maru que estando mi madre embarazada se cayó por las estrechas escaleras de la casa familiar en la calle San José 49. Fueron a rezar y prometieron que la criatura que naciese se llamaría Perpetuo Socorro. Así que me sobrevino el baldón de que me pusieran el nombre de mi abuelo, el del santo del día, el de mi padrino y el de la promesa, con lo que quedó en mi partida de bautismo como Fernando Fermín Enrique del Perpetuo Socorro, aparte de las rémoras por todos conocidas. Siempre me ha quedado el consuelo de que Picasso tenía siete nombres, como destacaba el poema de Rafael Alberti , debía ser una costumbre andaluza. Recordaba esto al pensar que igual soy perpetuo para inquietud de quienes me odian, como si fuera uno de aquellos nichos del cementerio de San José que ponían “a perpetuidad” y luego fueron desalojados, con lo que se demuestra que la perpetuidad también es efímera, por paradójico que resulte. Eso sí, tiraron los nichos pero ahí sigue el solar, que ahora llaman pastilla. Perpetuo es también Antonio de María, que lleva de presidente de LLORECA desde que servía rollitos imperiales en la plaza de San Antonio, hace décadas. Tanta dedicación debe tener alguna explicación crematística porque resultaría sorprendente que un jubilado represente a un sector tan innovador como la hostelería. Lo mismo se me ocurre de Miguel Villanueva Iradi, que la última copla la escribió hace 40 años pero sigue siendo presidente de las autores. Pensábamos que Ignacio Moreno iba a ser perpetuo en el Ateneo pero dio muestras de dignidad al dar un paso al lado cuando el pequeño arquitecto amenazó con presentarse. Nos creímos también que Miguel Nuche sería eterno presidente del Casino, pero las deudas y la fuga de socios terminaron con su marcha, no se sabe quién ha ocupado su lugar, sí se conoce que los últimos del Casino están a la espera de que como han llegado los suyos al Ayuntamiento les inyecten dinero , como hizo Teófila en su día. Hay cosas en Cádiz que no cambian, los que repiten conferencias en cada esquina sobre el mismo asunto, yo mismo corro el riesgo de convertirme en un pesado con las columnas en este periódico que tiene a bien acogerme. El mismo Pelayo, que va a seguir en su establecimiento hasta que nos entierre a todos, se ha despedido ya más veces que Miguel Ríos y Antoñete juntos, ahí sigue entre Las Motos y el Terraza, para satisfacción de los que somos clientes y esperamos siempre el anuncio de algo de gran categoría”. No sé quién va a sustituir a Pelayo pero dudo mucho que tenga la afabilidad que él tiene, como han demostrado tantos amigos en su gira de despedida.

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