La delegación de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Puerto Real y la empresa pública municipal GEN empiezan a probar nuevas técnicas para acabar con la mala hierba.

Desde que el Ayuntamiento dejó de utilizar el glifosato para acabar con las malas hierbas que crecen en la ciudad, la vegetación está brotando en lugares donde antes no lo hacía debido precisamente al uso de este herbicida que en marzo de 2015 fue clasificado como "probablemente cancerígeno para los seres humanos" por la Agencia para la Investigación sobre el Cáncer.

Este crecimiento de vegetación en las calles, aceras y rotondas ha provocado las críticas de buena parte de la población, que acusa al gobierno local de dejadez.

El vivero municipal se convirtió desde entonces en una especia de laboratorio en el que se han estado investigando sobre nuevas técnicas no perjudiciales para la salud y para el Medio Ambiente, que empiezan a dar resultados. La próxima semana se va a probar a utilizar vinagre. Será en concreto una disolución de ácido acético con una concentración aproximada del 20%, algo mayor a la del vinagre doméstico que es del 5%.

La primera zona donde se va a probar será en la mala hierba que ha crecido entre el adoquinado de la Plaza Rafael Alberti. Según María Merello, "se trata de un producto natural que no supone ningún riesgo para la salud ni para el medio ambiente". Además de los operarios del grupo GEN y de los jardineros municipales, el ácido acético también será usado por la empresa SIFA (Servicios Integrales de Fincas de Andalucía), a la que se adjudicó el pasado mes de julio el contrato de servicios de conservación y mantenimiento de jardines, en algunas zonas de la ciudad.

El vinagre es conocido como un herbicida eficaz y barato. A pesar de que se ha demostrado que tiene buenos resultados, la realidad es que no funciona igual de bien en todas las malas hierbas. De hecho, en las pruebas que se han realizado en el vivero municipal así lo han constatado.

También habrá que ser especialmente cauteloso en su aplicación ya que se trata de un producto que no es selectivo. Es decir, que podría dañar a algunas especies que se pretendan conservar en caso de que se apliquen en zonas cercanas.

Esta medida que empezará a probar Puerto Real ya se está llevando a cabo en otros municipios como Castellón.