Con la Venia

Cuando el periodismo es noticia. Luis García Montero en Infolibre

El viernes pasado tuve la suerte de participar en las II jornadas de periodismo español que organiza a lo largo de este mes de mayo la Asociación de la Prensa de Cádiz. Tuve la suerte de estar una vez más en la Asociación, ejemplo de honestidad profesionalidad, y de compartir un diálogo con las periodistas Paloma Jara e Isabel Morillo. La conversación empezó por reconocer que, en el ámbito del periodismo, el paisaje español es más decente y habitable que en otras partes del mundo. No seamos catastrofistas. Si pensamos en los periodistas asesinados en Gaza o México, si repasamos la situación en Nicaragua, China, Rusia o los Estados islámicos fundamentalistas, las democracias europeas pueden respirar. Por eso es tan importante tomarse en serio la reflexión sobre el periodismo en las democracias. Si no hay motivos para caer en el catastrofismo, tampoco podemos sentirnos tranquilos en las dinámicas de corrosión que hoy se extienden dentro de la palabra libertad. . . La libertad convertida en la ley de la selva y el impudor del más fuerte, estado de ánimo que caracteriza la ideología neoliberal, ha provocado que el peligro no sólo nos venga de la capacidad de censurar, sino también de las dinámicas de manipulación comunicativa que degradan las informaciones y extienden la mentira. Estas dinámicas, simbolizadas por Steve Bannon, estratega de la perversión informativa, han sido bien estudiadas en lo que se refiere a los EE.UU de Trump o la Italia de Meloni. Que a VOX no le diera resultado su inspiración, es un motivo más para sentirse orgulloso de vivir en España. En vanguardia democrática hoy, debemos oponernos a los vientos que nos asaltan.. Generar bulos, crear ámbitos de autoalimentación de obsesiones, inspirar discursos de odio, extender consignas en las redes sociales, es la guía de los que quieren sustituir la información veraz por una comunicación manipuladora. Por eso el periodismo decente está en peligro no sólo en las dictaduras, sino también en la convivencia democrática. Y son muy deshonestos los periodistas que pretenden identificar con la censura cualquier reflexión sobre el estado del periodismo o cualquier intervención democrática para defender la dignidad informativa. Son muy deshonestos los periodistas que pretenden identificar con la censura cualquier reflexión sobre el estado del periodismo o cualquier intervención democrática para defender la dignidad informativa. Sí, es importante negarse a cualquier tipo de censura. En esta situación difícil, conviene darle protagonismo a la autorregulación del propio periodismo, a la defensa profesional de su honestidad, como lleva años haciendo la Asociación de la Prensa de Cádiz, a diferencia de otras asociaciones gremiales poco loables. Y conviene también fijar un marco político que ayude a la autorregulación, algo difícil en una profesión en la que predomina la precariedad laboral y las prepotencias de los poderes financieros y de los demagogos interesados en degradar la democracia. La libertad ilustrada, la que se unió a la igualdad y la fraternidad para fundar la democracia moderna, no es la ley de la selva, sino el marco de convivencia que nos permite convivir de acuerdo con nuestra propia manera de ser y pensar. . Ha sido una gran noticia la reciente aprobación por el Parlamento Europeo de una Ley de Libertad de los Medios de Comunicación. Se unen las apuestas por la libertad y la transparencia. Los medios, sin importar su tamaño, deberán hacer pública la información sobre sus propietarios y sus fuentes de financiación, también en lo que se refiere a la financiación pública. Así podremos comprender mejor por qué algunas cabeceras tradicionales parecen hoy estercoleros en defensa de ciertas Comunidades Autónomas, Diputaciones y Ayuntamientos. La intoxicación en las redes, la calumnia extendida con un seudónimo, se parece mucho al pseudoperiodismo que, con un ordenador, una cámara doméstica, un personaje indecente y una subvención de cualquier Diputación, se dedica a enfangar la convivencia. A la corta, se trata de degradar la imagen de alguien. A la larga, se pretende una política generalizada de desprestigio, el todo es mentira, todos son iguales, que ensucia por dentro el periodismo, la política y la democracia. Degradar supone quitarle autoridad política a los que deben fijar el marco de convivencia en los salarios, las pensiones, la sanidad y la educación pública, los impuestos justos y las medidas de igualdad. El pseudoperiodismo trabaja para la ambición y el egoísmo sin límites de las grandes fortunas.. Hablemos pues de censura. Pero hablemos también de redacciones, propiedad y financiación con dinero público. Será la mejor manera, siguiendo la nueva Ley del Parlamento Europeo, de defender el periodismo.

Con la Venia

El Hijo del Periodista. José Yélamo en El Correo de Andalucía

¿Para qué servimos los periodistas? Si tienes menos de 30 años esta será tu respuesta más probable: para nada. Aunque lo normal es que si estás en esa franja de edad no estés leyendo este texto. Los datos dicen que los jóvenes españoles cada vez confían menos en los periodistas y en las noticias que elaboramos -en 2023, un 48% pensaba que no se podía confiar en las noticias- y se informan fundamentalmente en TikTok. La confianza en los medios de comunicación se desploma año a año. Si en 2017 la mitad de los españoles confiaba en las noticias ahora solo lo hacen el 33% de la población, según el informe anual del instituto Reuters sobre medios de comunicación. Podemos culpar a los nuevos tiempos, a las redes sociales, a los bulos, a los pseudomedios y a la máquina del fango y probablemente no nos equivocamos. Pero cuando todo me hace ser pesimista hay algo que devuelve el orgullo de ser periodista: mi padre. Mollete de calamares. Mollete de calamares. Mollete de calamares. Sánchez buscará una "solución" al CGPJ si sigue el bloqueo y señala a los "digitales" que publican "bulos". Soy periodista a pesar de mi padre. A pesar de su legendaria frase: “niño, ¿no ves que tu padre es un tieso y que madruga mucho? Déjate de periodismo y estudia pa’ ingeniero”. Él insistió hasta el final en aquella posibilidad, aunque nunca he sido capaz de distinguir un triángulo escaleno de uno isósceles. Pero en el fondo, los dos sabemos que aquello de la ingeniería era una pose. Que soy periodista gracias a él y que era el único camino posible cuando uno se cría rodeado de montañas de periódicos y con un transistor encendido de forma perenne emitiendo noticias, tertulias, goles y permanencias milagrosas del Cádiz. OPINIÓNIsabel Morillo. Aunque me creo un chaval, llevo cerca de dos décadas trabajando como periodista. Tratando de entender las cosas que pasan para contarselas a la gente de honesta. Algo que muchos creen imposible: un periodista honesto. Existen. Y yo tengo la suerte de conocer al más honesto de los periodistas: mi padre. Alguien que desde la nada, ha alcanzado el prestigio en esta denostada profesión. Pero que, por encima de todo, ha conseguido en su trayectoria el mayor y más difícil reconocimiento de todos: que todos sus compañeros le definan como buena gente. La Diputación de Sevilla ha galardonado a mi padre, Antonio Yélamo Crespillo, con la medalla de oro de la provincia. Bien podría recibir también la de Cádiz por sentirse, como él mismo dice, un “mixto lobo” entre ambos territorios. Y puestos a pedir, la de Andalucía por ser orgulloso andaluz y trabajar toda su vida desde la honradez para que nuestra tierra no sea menos que ninguna otra. Para que nos sintamos orgullosos de ser andaluces. CULTURA. Un investigador de Córdoba descubre la hija oculta que Picasso tuvo con la modelo Germaine .... SUCESOS. Sale del hospital uno de los guardias civiles arrollados en la AP-4: “Me habéis salvado .... CULTURA. Roca Rey ante la retirada del Premio Nacional de Tauromaquia: 'Nos podrán quitar un premio .... Asociaciones de periodistas exigen a los partidos el cese de sus "ataques a la prensa". El presente y futuro del periodismo pasa por llenarlo de honradez. Por asumir que el sistema es perverso a veces pero que merece la pena hacer el ejercicio de ser honesto con quien nos lee y nos oye. Por avivar la tolerancia y la pluralidad. Por ayudar a construir una sociedad más libre y más crítica gracias a la información. Pero por encima de todo, el futuro del periodismo pasa por ser buena gente. Por parecerse, permítanme la licencia, a don Antonio Yélamo.

Con la Venia

La mar de placas. Por Fernando Santiago

LA MAR DE PLACAS. Hubo un tiempo en el que el Ateneo, bajo la inspiración de Ignacio Moreno, llenó la ciudad de unas placas grandes de mármol sufragadas por la Zona Franca gracias a la generosidad de Pepe Mier, aunque todavía no se sabe qué pintaba ZF en aquello, desde Gordon Meade a Félix Bayón, todos tenían cabida. Se sumaban esas placas a muchas otras repartidas por Cádiz, algunas acabaron en un almacén como las dedicadas a Varela, Pemán o Carranza, otras adornan las fachadas. Las hay de todo tipo: las piedras de La Caleta, las sagas flamencas, la Ruta Salvochea, los diputados doceañistas. Las hay de metacrilato, de mármol, una chapa redonda. Ahora han empezado a poner unas que parecen el marco de una foto de primera comunión, no sé a quién se debe la idea y el diseño. Días pasados le pusieron una a los hermanos Trujillo por su aportación al carnaval, un justo reconocimiento, todo hay que decirlo. Cualquiera que haya viajado habrá visto en otras ciudades los recordatorios del tipo “en esta casa vivió” , “aquí nació” . Esta ciudad, tan dada a mirarse el ombligo, en cada esquina hay algo que recordar. Estos días han competido las placas con los nombres de las calles, sin saber a ciencia cierta por qué a alguien se le pone una calle y a otros una placa. No sé el motivo por el cual los Catalanes tienen placa y el empleado de una farmacia de Guillén Moreno tiene una calle, por reflejar dos homenajes recientes. Debe ser que nadie repara en cómo se rinde homenaje, sea una puerta en el Estadio (se llame como se llame) ,la casa de un flamenco del Barrio Santa María, un palco en el Falla, ahora creo que se van a poner más estatuas que no sabemos el motivo por el que decayó , incluso a algún descerebrado ( o descerebrada) se le ocurrió darle el nombre de un reputado maltratador a un colegio . Ni siquiera se piensa en la labor edificante de recordar algo o alguien si sobre sus espaldas pesa alguna sentencia condenatoria. Una vez que los marmolistas emigraron al Mancomunado encontraron en el plaquismo gaditano otro nicho de negocio, como se dice ahora. Si lo que se va a poner de moda es un marco con una foto, habremos incorporado una gran aportación de Cádiz al ID+i universal. Si en Londres se pone un pequeño óvalo de metal, en Madrid una chapa triangular, en Cádiz vamos a repartir marcos de fotos por las esquinas, aunque les llamemos placas. Ya tarda la subdelegada del Gobierno en poner una rosario de placas de la Ruta Quiñones, y en cada una ella misma podría retratarse mientras descubre el recordatorio para no perder la costumbre, aunque sería menester olvidarse de “la perspectiva de género” signifique eso lo que signifique. Calles, placas, bustos, todo vale para la ojana gaditana. Fernando Santiago.