Jaume Pont | Poeta

“La poesía de Ory te acaricia al mismo tiempo que te zarandea, que te motiva”

El poeta Jaume Pont durante su reciente estancia en la Fundación Ory de Cádiz.

El poeta Jaume Pont durante su reciente estancia en la Fundación Ory de Cádiz. / Fundación Ory

Este pasado fin de semana, coincidiendo con el 101 aniversario del nacimiento de Carlos Edmundo de Ory, han concluido en Cádiz los actos del centenario del poeta. Exposiciones, encuentros literarios, conciertos y presentaciones de libros han formado parte de la programación de esta efeméride en un intenso año en el que también ha visto la luz el libro ‘Los reinos del allí. Poesía reunida (1940-2010)’, publicado por Galaxia Gutenberg y que cuya edición ha contado con las expertas manos de Jaume Pont, una de las personas que mejor conocen la poética de Ory y, por extensión, la figura humana y literaria del autor gaditano. Aquí repasa las claves de su producción literaria.  

–¿Cómo ha vivido personalmente Jaume Pont este centenario?

–Hombre, después de tantos años ligado a la figura de Carlos Edmundo ha sido un centenario importante. Yo lo he vivido con mucha intensidad y con mucha satisfacción porque, además, ha coincidido con la salida del libro que he preparado con la poesía completa de Ory. Y esto ha venido a ser como una culminación después de 50 años de trabajar la poesía de Ory, con la que empecé en 1972 con mi tesina.

–Y este último libro, después de sus otros acercamientos, antologías, estudios sobre el postismo, ¿se podría decir que es la obra definitiva de la poética de Ory?

–Definitiva no puede decirse nunca con esto de las poesías completas porque te puede salir un libro por ahí, debajo de un colchón... (ríe), en algún estante... Pero bueno, en principio aquí está toda la poesía reunida de Ory, que recoge desde su primera entrega ‘Versos de pronto’, que es un libro si no recuerdo mal de 1945, hasta ‘Melos melancolías’, que fue el último que publicó como libro en 1999. Y luego, hay también una segunda parte, creo que muy importante, donde están algunos de los mejores poemas de Carlos Edmundo de Ory, que es esa amplísima colección de poemas no incluidos en libros, pero publicados en revistas literarias, en antologías, en prensa y que he agrupado en una sección ordenada cronológicamente. Esta argumentación me ha dado motivo para meter en esta sección 80 poemas rigurosamente inéditos.

–Estaban en el legado de Ory.

–Sí, los he rescatado en la Fundación Ory, entre los papeles inéditos suyos, sus autógrafos. Solamente he dado aquellos que en las copias se dan como terminados, porque hay muchos que están con tachaduras y entonces están en proceso de elaboración y no los he metido.

–Esos poemas son más propios, quizás, de algún estudio sobre la poesía de Ory.

–Efectivamente, para trabajar una edición crítica que investigara sobre cómo elaboraba sus poemas, el método.

–¿Y hay muchas tachaduras en los versos de Ory, le daba muchas vueltas a las palabras?

–Sí, sí. Él tachaba mucho, reelaboraba mucho. Elaboraba primero el poema en un autógrafo manuscrito y luego retocaba con tachaduras y luego, cuando pasaba a máquina normalmente con cuatro copias (tres de papel cebolla y el original), entonces a posteriori también volvía a retocar y a tachar, volvía a enmendar, a reescribir, hasta que ya daba el poema como finalizado y entonces lo fichaba.

–Descubrir este proceso de elaboración para una persona como usted que ha estudiado la obra de Ory debe ser apasionante.

–Claro, muy apasionante. Además, era un hombre muy meticuloso a pesar de lo que pueda aparentar por su propia poesía, que es, digamos, de corte muy libre y revolucionaria; pero era un hombre muy meticuloso con sus papeles. Recuerdo que en su casa de Amiens lo tenía todo archivado, todo. Esto, para alguien que investiga, es la panacea, es un tesoro.

–Da la impresión de que la poesía de Ory, o incluso la prosa, es a veces divertida, sobre todo si nos dejamos llevar por sus aerolitos. Usted habla de que su poesía transmite al mismo tiempo risa y dolor.

–Yo creo que sí. Lo he dicho por activa y por pasiva. En el caso de Carlos hay una cosa muy fundamental de su obra, que es la idea de los contrarios. Si hay algo que define la poesía de Carlos, es que está instalada siempre sobre la paradoja, la contradicción. Las cosas no son de un solo color. Son blancas y negras y al mismo tiempo tienen muchos matices y están en continuo movimiento. Y esos contrarios actúan como el santo y seña de su poesía. En eso es muy heraclitiano; el amor y la muerte son fundamentales en su obra. Para él siempre hay un envés y un revés, como dos caras de una misma moneda; la vida es esto: eros y tánatos son dos de los grandes hitos convergentes de la poesía de Carlos Edmundo.

–¿Cómo valora el esfuerzo que ha hecho la Fundación Ory para celebrar este centenario? La impresión es que sin la fundación este centenario no se hubiera celebrado así.

–El trabajo que han hecho en la fundación ha sido ejemplar; lo han hecho durante los últimos años. Personalmente, siempre me he sentido muy bien acogido. Y mover todo un aparato como es el centenario lo han hecho muy bien. Ha sido ejemplar. Quiero destacar la labor de Salvador García, la persona responsable, igual que el trabajo de Laura Lachéroy y Carmen Sánchez, fundamental para este centenario. Y luego, toda una serie de gente que ha venido trabajando a lo largo de muchos años como Javier Vela, anterior coordinador, Jesús Fernández Palacios, José Ramón Ripoll, el malogrado Rafael de Cózar o José Manuel García Gil, autor este último de la hermosa biografía de Ory ‘Prender con queroseno el pasado’. Me he visto siempre apoyado y respaldado, por eso quiero subrayarlo.

–Además es gente que ama a Ory y a su poesía.

–Claro. Es que la poesía de Carlos Edmundo te mueve a algo, no puedes mantenerte indiferente. Su poesía es una poesía que te acaricia al mismo tiempo que te zarandea, te motiva, te susurra al oído que te muevas: ‘Levántate y anda”. No te deja igual. Es una poesía muy comprometida, pero comprometida en términos; el compromiso es existencial, moral, pero un compromiso también lingüístico. Hay que ver en Ory la capacidad que tiene para el neologismo, para reinventar continuamente este lenguaje, que siempre sea nuevo. Puede decir muchas cosas y decirlas de mil maneras. Todo lo pasa por el cedazo de esa capacidad que tiene para imaginar y para crear.

–Como si esto fuera un debate electoral, dispone usted de un minuto para 'mirar a la cámara' y convencer a los gaditanos de que merece la pena leer y conocer a Ory.

–Voy a contestar con una cita de Pere Gimferrer que aparece en la contraportada del libro, unas palabras que son estupendas: “¿Queréis saber que es la poesía? Uno de los caminos más rápidos es leer a Carlos Edmundo de Ory; otra cosa es que, una vez leído, sepamos atenernos a las consecuencias; a eso no todos se atreven, no todos se atrevieron”. Es una poesía exigente, una poesía que ahonda, que va a las raíces mismas de las palabras. Él no cejó nunca en su empeño. Ory es, en resumen, un poeta excepcional. Uno de los mejores y más originales que la poesía hispánica haya dado en la segunda mitad del siglo XX. De los que creen a machamartillo que el lugar de la poesía y del poeta está en el exilio, en los márgenes.

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