Cádiz CF

Crónica Cádiz CF - Real Sociedad: un punto para terminar el año (0-0)

Iza Carcelén con el balón ante Merino.

Iza Carcelén con el balón ante Merino. / Lourdes de Vicente

El Cádiz CF cerró el año con el quinto empate consecutivo, esta vez frente a la Real Sociedad y sin goles (0-0). Para ser uno de los adversarios más potentes, no es un mal resultado. Con una visión más global, son ya 14 los encuentros seguidos sin ganar y e esta ocasión, como en las más recientes, no fue por falta de ocasiones, sobre todo en la primera parte.

El conjunto amarillo tuteó al cuadro vasco con valentía. Presionó arriba, defendió con gallardía y hasta tuvo oportunidades claras pero sin puntería. La equis le sirve para llegar a los 15 puntos con dos de renta sobre el descenso. Una venta que sigue siendo corta y con la guadaña muy cerca en la 17ª posición.

El hecho de que Álex Remiro fuese elegido el mejor del partido resume el buen papel de los gaditanos con la pega de la falta de acierto en la faceta más importante del juego.

El choque arrancó con un equipo amarillo muy enchufado (con el clásico 4-4-2) que en el minuto 2, en el primer centro al área, reclamó penalti por mano de Le Normand. El balón rebotó en el brazo del francés después de despejar con la cabeza y el árbitro ni consideró la posibilidad de señalar el máximo castigo. Tampoco entró el VAR.

Salió a morder el Cádiz CF con una presión muy alta en una demostración de ambición. Le quería quitar la pelota a un rival de superior calidad que poco a poco fue ganando metros a base de posesión.

El primero en avisar fue Robert Navarro con un remate fuera en una buena posición dentro del área aunque estorbado por un zaguero. El extremo cedido por la Real Sociedad fue titular con una motivación extra.

El método del acordeón fue le nota predominante en los de casa con rápidos repliegues y despliegues, centrados en la defensa sin dejar de mirar el campo contrario. Otra cuestión era la generación de peligro. El que más apareció fue Iván Alejo por la derecha en un duelo de alta tensión con Tierney. Demasiado agresivo el vallisoletano, amonestado a la media por golpear a su oponente. No midió el colegiado con el mismo rasero a as dos escuadras. Perdonó alguna tarjeta a la Real.

El gol merodeó la portería de la Real. En el 18, Remiro, todo reflejos, impidió el 1-0 con una gran parada tras un testarazo de Zubeldia a su propia portería. Los de casa andaban más entonados, con la ideas claras: orden, presión, rapidez y hasta llegada a los últimos metros.

En el 21, un robo de balón arriba dejó a Chris Ramos solo delante de Remiro. Si hubiese sido un jugada aérea, quizás se habría traducido en gol, pero en el mano a mano con el cancerbero tiró con la bota derecha y el cuero lo repelió el salvador de los visitantes. Una ocasión clarísima que desperdició el máximo artillero del plantel cadista.

El Cádiz CF estaba sometiendo a uno de los poderosos de la Liga pero no aprovechaba su momento para ponerse por delante en el marcador. Lo mereció por juego pero no por falta de puntería, un problema persistente.

Una buena primera hora sin frutos dio paso a un mayor dominio de los donostiarras sin llegar a hacer daño mientras los de casa trataron de dar un último arreón antes del intermedio. No existió esa teórica diferencias entre un equipo de la zona baja y otro que se mueve en las alturas. Se impuso el cerocerismo y el encuentro quedó reducido a una segunda parte decisiva con todo por resolver.

El comienzo del segundo acto nada tuvo que ver con nada de la primera mitad. La Real, que apenas había inquietado a David Gil, avisó de manera muy seria en el 47 con un remate de Sadiq que se marchó cerca de un poste. En el 48, Iza Carcelén evitó la definición a puerta vacía de Oyarzabal tras un servicio de Brais Méndez.

El Cádiz CF se topó con la realidad de un adversario que había despertado. El cuadro vasco se adueñó de la pelota, empezó a tocar y tocar y los de casa se encerraron a cal y canto pero sin caer en la resignación. La idea era explorar las opciones de victoria y a ello se pusieron con sus armas. Sobre todo mucho esférico aéreo, pases largos y acciones a balón parado.

Zubimendi envió al larguero desde la frontal en el 57. Un nuevo susto para la parroquia cadista que derivó en movimientos en el banquillo. Sergio González buscó frescura física con tres hombres de una tacada: Kouamé, Sobrino y Sergi Guardiola con media hora por delante y sin cambiar el dibujo.

Dominaron los blanquiazules pero los gaditanos resistían los embates y se iban a arriba en un partido que se volvió loco por momentos. La siguiente apuesta del técnico cadista fue Brian Ocampo, que tuvo un cuarto hora para seguir entrando en materia después de una larga lesión.

Por fin apareció el Cádiz CF en el área realista en el 78 con un cabezazo marca de la casa de Chris Ramos que no fue gol porque Remiro lo evitó con una meritoria intervención. Afloraron los nervios en la recta final. Un posible penalti no pitado por agarrón a Chris Ramos dentro del área en el 84 y a renglón seguido un agarrón de Rubén Alcaraz a Kubo en el centro del campo que originó una pequeña el trifulca.

A esas alturas, podía ganar cualquiera. En el 89, un tiro de Kouamé desde el balcón del área se envenenó tras rebotar la pelota en un zaguero pero sin tomar la dirección adecuada. El encuentro se prolongó ocho minutos más allá del 90.

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