Cádiz CF

El Cádiz CF certifica su defunción con un empate insuficiente ante el Mallorca (1-1)

Desolación cadista tras del gol del Mallorca.

Desolación cadista tras del gol del Mallorca. / Julio González

Eso de jugársela en un partido era ya de por sí un riesgo demasiado elevado. Al Cádiz CF sólo le valía la victoria ante el Mallorca en casa. Empatar o perder era casi lo mismo y la equis (1-1) condena al equipo a Segunda División salvo un milagro que ya pocos pueden esperar. Era ahora o nunca y fue nunca.

El conjunto amarillo dejó escapar el último tren. Las matemáticas dicen que aún está vivo, pero la realidad es que no da más de sí, es un equipo tan limitado que no le llega para seguir en la élite. Es lo que está demostrando cada semana. Si no gana el partido que debía ganar, apaga y vámonos. Hizo lo que lleva haciendo la temporada y su descenso es una realidad cada vez más cercana. A cinco puntos del Celta (17ª, que en realidad son seis con el 'gol average' desfavorable.

Mauricio Pellegrino se atrevió con un cambio de dibujo en un día clave. Apostó por tres centrales y dos carrileros que actuaron casi como extremos, lo que hizo que Robert Navarro se incrustase como tercer medio y trescuartista.

Desde el pitido inicial se libró un doble duelo, físico y táctico, con dominio del equipo más necesitado. Lo previsible. Poco después del arranque, en el minuto 6, Conan Ledesma dio el susto al lanzarse al suelo con un dolor en el muslo que sin embargo no le impidió continuar después de recibir atención médica.

El balón fue de los amarillos. Se jugó casi todo el tiempo en la parcela palmesana ante un rival que tenía claro que le bastaba con un empate que significaba la muerte del Cádiz CF.

El guion no tardó en saltar por los aires. En el minuto 11, en la primera aproximación seria de los bermellones, Juanmi no defendió la subida con la pelota de Nastasic, quien puso un centro al corazón del área para que Muriqi se anticipase y conectara un cabezazo con el que puso el 0-1. Tres centrales para esto.

El delantero llevaba nueve partidos y dos meses y medio sin marcar hasta que se encontró con una zaga de mantequilla que permitió su remata a placer.

El gol dejó helada a la afición y fue un golpetazo en la línea de flotación de una nave amarilla desestabilizada. El cuadro local estaba obligado a obrar el milagro de la remontada, algo que sólo había logrado una vez en la cuarta jornada (el 1 de septiembre de 2023) cuando levantó un 0-1 para vencer 3-1 a un Villarreal con diez futbolistas.

El Cádiz CF intentó reaccionar pero se estrelló contra la muralla mallorquina y contra sus propias limitaciones. Un flojo disparo lejano de Rubén Alcaraz en el 17, con el cuero a las manos del arquero, fue la única respuesta de un un equipo con escasos recursos más allá de colgar el balón el área una y otra vez.

Replicó Giovanni González en el 19 con un tiro desde el interior del área que se escapó muy cerca del larguero. El Mallorca empezó a jugar con el tiempo y el resultado y afloraron los nervios en la grada y sobre el verde. Lo peor que podía suceder.

Sin nadie que tomase el mando, los amarillos cayeron en la precipitación mientras el árbitro pasó por alto un posible penalti por derribo a Robert Navarro dentro del área cuando trataba de rematar. No pareció pena máxima. Protestas, más nervios y un juego desordenado que no llevaba a ninguna parte.

Los locales bajaron los brazos en la recta final de la primera parte. Estaban absolutamente noqueados. No funcionaban como equipo, apenas se asociaban. Enfrente, un Mallorca muy cómodo en su papel sin renunciar a la contra.

En la prolongación llegó la única ocasión clara del primer acto con una media chilena de Chris Ramos más espectacular que efectiva. Rajkovic detuvo el balón sin dificultades justo antes del intermedio que arribó entre fuertes pitos de una hinchada desesperada que veía como su equipo caminaba sin remisión hacia la categoría de plata.

Los locales empezaron la segunda mitad con dos modificaciones en el once: Javi Hernández por Lucas Pires y Sergio Guardiola por Ousou. Un 4-4-2 con el que ir a por todas. Era a vida o muerte en 45 minutos.

Arriesgó Pellegrino con la apuesta por Guardiola, un jugador con un pobre rendimiento a lo largo de la temporada que sin embargo aportó un plus con su salida a césped. Con él hubo algo de criterio en el juego. Hubo mejoría. La duda era si suficiente.

No cabía otra opción que atacar sin respiro en busca de una hazaña al filo de lo imposible. El menos goleador del campeonato tenía que hacer al menos dos tantos. Con el Mallorca encerrado alrededor de su área, el Cádiz trató de rasear, de mover la pelota de un lado a otro para terminar haciendo lo mismo. centros aéreos. En uno de ellos, en el 59, Mascarell marcó en propia puerta de cabeza cuando Chris Ramos pugnaba por el remate.

El 1-1 revitalizó a un equipo que, con media hora por delante, creyó en la posibilidad de la victoria. Lo intentó con más corazón que cabeza. En el 61, Sergi Guardiola se quedó a escasos centímetros del gol con un tiro desde la frontal que se perdió muy cerca de un poste.

Los nervios no desaparecieron. Al contrario. En el 66, una falta de entendimiento entre Fali y Ledesma estuvo a un pelo de costar 1-2. El portero salió, Fali despejó de cabeza hacia atrás y cuando Antonio Sánchez iba a marcar a puerta vacía apareció Víctor Chust para despejar.

Insistió hasta la extenuación el conjunto de casa. En el 75, Chris Ramos cabeceó alto tras un saque de esquina. El tiempo empezaba a agotarse y cuando eso ocurre en una situación de apuro, la carta que suele sacar el entrenador es la de Darwin Machís en busca de sus cañonazos a la desesperada. El venezolano y Roger Martí fuero los últimos movimientos desde el banquillo con el Cádiz CF con la soga al cuello. El empate no era suficiente.

El Cádiz CF anduvo más cerca de la derrota que de la victoria. En el 86, Sergi Darder, solo delante de Ledesma, mandó la pelota al poste con todo a su favor. Perdonó la vida al cuadro anfitrión, que apuró los últimos minutos con la pretensión de un gol con poco más que empuje.

Con un empate que parecía inamovible, Roger Martí falló una clara ocasión en la prolongación con un tiro fuera con el cancerbero fuera de la portería.

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