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Literatura

"Yo quería titular a esta novela 'Partefrenillos', pero no me dejaron"

El escritor y abogado Montiel de Arnáiz, minutos antes de la entrevista con 'Diario de Cádiz'.

El escritor y abogado Montiel de Arnáiz, minutos antes de la entrevista con 'Diario de Cádiz'. / Jesús Marín

No puede ser casualidad que escritores como Montero Glez y Santiago Díaz coincidan en coronar a Montiel de Arnáiz como uno de los escritores más gamberros del thriller judicial. “Si soy gamberro es porque me lanzo a tocar temas que otros no se atreven a abordar”, resuelve el autor isleño que viene a darle la razón a sus prescriptores creando para su última novela a una magnética asesina en serie apodada Partefrenillos. “Y así quería titular yo a esta novela, pero no me dejaron”, ríe el también abogado que pone de largo a su Melodía de sangre (ganó el homenaje a su admirado McCarthy) este 25 de abril en la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC).

Con todo, el tenaz literato se ha desquitado dentro de su propia obra rotulando con ese título al libro que, digamos, enciende la trama. Y es que Partefrenillos es la novela que narra los crímenes de esta psicópata sexual escrita por el abogado que la metió en la cárcel y en cuya presentación, en la que también están su abogado defensor y el juez que dictó su sentencia, aparecerá la propia protagonista, que se acaba de fugar de la cárcel, para sellar su venganza.

“La verdad que la historia se me ocurrió en la presentación de un libro del abogado catalán afincado en El Puerto Xavier Piera, al que le he tomado prestada la identidad para el abogado de la acusación”, reconoce Montiel de Arnáiz que con Melodía de sangre (Apache Libros, 2024) vuelve al universo literario de la Baraka, ese pueblo ficticio situado entre Cádiz y Málaga, en el que se enclava un despacho de abogados que ya conocimos en A la velocidad de la noche (2018) y en el que se profundizó, a través de uno de sus letrados, Daniel Radler, en Juicio letal (2021). “Debería haber una cuarta novela sobre Benito Escudier, el matrimonialista, pero ya veremos..”, baraja.

Por ahora, en esta tercera novela de la saga, conoceremos más de cerca a Jeff Hortas, el abogado penalista un tanto hedonista, mujeriego y “con un don especial con el que parece que lee la mente de las personas, sabe siempre por donde van los tiros y se adelanta”, dibuja, y que, a resultas, fue el defensor de esta asesina en serie apodada de esta forma inolvidable por la prensa (“la culpa siempre la tenéis vosotros”, se jacta) por un modus operandi que, además, remata con apuñalamiento con arma legendaria, “un punzón de oro y brillantes”.

Y no es baladí. Las armas tienen “su importancia” en Melodía de sangre, apunta su autor para introducir a La Pistola y a su poseedor que, quizás, y a juicio del cariño con el que el escritor habla de Luque, es su personaje predilecto. “Es que Luque es un personajón. Un quinqui al que le gusta el heavy, el rock... Un tío que hace cosas malas pero de buen corazón, un personaje muy gaditano, en realidad”, define al granuja que se hace en la deep web con un pistola de alta precisión, hecha especialmente para él, y que se verá envuelto en el gran marrón de su vida al aceptar interpretar a personal de seguridad en la extravagante presentación del libro de un abogado...

“La Pistola, el punzón, Paula (Partefrenillos), Hortas, Luque... Todos y todo confluirá en esa presentación, el sangriento final, al que el lector llegará tras conocer lo que pasa durante tres días antes de la cita: jueves, viernes y sábado”, adelanta Montiel de Arnáiz que ha tardado “unos tres años” en poner en pie esta obra finalmente escrita en unos pocos meses. “Circunstancias personales... (mudanza, reforma, actividad frenética en su despacho, sacarse el Nivel 1 de entrenador de baloncesto...), vale, también me las busco...”, reconoce.

Pero a todo este trajín Melodía de sangre le puso la salsa. “Es que no me puedo quejar porque me lo he pasado pipa escribiéndola. Ya sabes, yo tengo muy mala leche, soy muy irónico, me gustan las cabezas que salen disparadas...”, se ilumina Montiel de Arnáiz que suma diversión ampliando los límites del mundo de la Baraka. “No es sólo que volver allí sea por una necesidad de desarrollar determinados aspectos de las otras dos novelas y sus personajes, es que es todo un ejercicio muy entretenido hacer conexiones intertextuales, alusiones a situaciones y personajes, es un juego con el lector que me encanta hacer. En Melodía de sangre, por ejemplo, aparecen personajes como Willy El Chino, la leyenda de los bajos fondos de la Baraka, o Rosaura Romero, la dueña del prostíbulo y, por supuesto, pinceladas de los otros dos abogados del despacho”, explica.

Esta vez, eso sí, con aún más altas dosis de violencia y sexo. “Violencia siempre ha habido, soy muy tarantiniano, pero es cierto que con el sexo he sido más comedido, hasta ahora, porque esta asesina es que lo pide...”, razona sobre una obra que tampoco está exenta de la “crítica social” y del retrato de España en los años en los que se viene a desarrollar la trama. “Sí, 2017-2018, digamos que estos sucesos se producen a la vez que lo ocurrido en A la velocidad de la noche”, sitúa a la novela que también comparte con sus hermanas mayores portadista, el onubense Juan Alberto Hernández.

A buen seguro, de este “portadón” (y no le falta razón a Montiel de Arnáiz) hablará el escritor junto a sus dos presentadores en la cita de este 25 de abril, a partir de las 19.00 horas, en la sede de la APC. Un cita, además, ciertamente especial pues fue este mismo salón en el que hace 10 años Montiel de Arnáiz presentó su primera novela, Bulerías nazis. “Y además con el gran Rafa Marín como presentador, que es quien me va acompañar también esta semana junto a una persona que admiro mucho, Daniel Heredia, todo un referente cultural de nuestra provincia”, agradece el protagonista de la tarde que espera trazar “más bien una conversación” a tres bandas sobre su última obra.

“Rafa dice que Melodía de sangre es mi novela más malvada, con más mala leche y la mejor escrita”. ¿Y la más gamberra, no? “Pues sí, al final va a ser que sí que soy un gamberro”.

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