Qué iluso de mí. Qué vana ilusión. Llegué a pensar que en Aridane Hernández tenía el Cádiz un central para largo. Con el canario la retaguardia estaba más que asegurada, pues era un complemento perfecto con los otros zagueros. Pero he aquí que los suicidas dirigentes del Cádiz deciden traspasarle a Osasuna por un puñado de euros. Ya sé que un millón y medio de euros, más quinientos mil euros si en el curso de las tres próximas temporadas el club navarro asciende a la LigaSantander es un buen pellizco.

Doy por sentado que la tesorería amarilla está en cuadro y ese dinero le viene como anillo al dedo para solucionar no pocos frentes financieros. No obstante, soy de los que se pronuncian en contra de esa operación por razones obvias. Primero: por tratarse de un central como él (el mejor de la Liga 1/2/3) pues estoy convencido de que Aridane se ha definido como un central contundente, que en el juego aéreo va muy bien y en la estrategia defensiva hacía daño al contrario.

Segundo: Difícilmente encontrará Álvaro Cervera un defensor como él (vamos, pasarán años hasta dar con un defensa tan completo).

Tercero: Se ha traspasado a un equipo que milita en la misma categoría que el Cádiz, con lo cual mientras la retaguardia cadista queda mermada, aumentamos la seguridad de la de Osasuna. Es para poner el grito en el cielo si, además, contamos con que con un millón y medio el club no sale de pobre.

A mí se me antoja que esta operación es de una torpeza monumental se mire por donde se mire.

Ni económica ni deportivamente podemos certificar en positivo esta fórmula, porque ni se ha salido de pobre ni se va a cubrir esta ausencia con un central de las mismas características. Al tiempo.